El catalán Carles Torras ya dio la sorpresa en el festival de Málaga de hace cuatro años con Callback, una modesta pero efectiva película que iba a tiro fijo como esta El practicante, otra visita al reverso tenebroso de la psicología humana con gran sentido de la elipsis y alguna gotita de humor negrísimo (desternillante la alusión al maldito coronavirus de 2020). Un Mario Casas casi irreconocible es el protagonista indiscutible de esta cinta que no pierde ni un segundo y con una economía de medios que eleva el suspense a la categoría de «lo que debe estudiarse en las escuelas».
Suspense