¿Hasta dónde puede llegar la intoxicación que sufrimos en las redes sociales? Es la pregunta que gravita en la polaca Hater, de Jan Komasa, una cuidadísima cinta en la que lleva al extremo el retorcimiento del que puede hacer gala uno de esos seres humanos, llenos de contradicciones y emociones, que están detrás de las campañas de desprestigio y las perniciosas fake news. Pese a ciertos garbeos por mundos virtuales que, por desconcierto e irrelevancia, pueden llevar al bostezo, la película es capaz de aguantar el tipo hasta su espeluznante final, uno de esos traumas con los que ya convivimos.
Suspense