Pese a una segunda mitad comprometida con el lugar común de la brujería, hasta entonces Hereditary nos concede el beneficio de la duda, en forma de angustia por no saber qué está pasando en esa familia, y es aquí donde la película llega a su culmen de calidad. Si perdonamos este posible error de principiante, lo que indudablemente demostró Ari Aster en su opera prima es que posee instinto y sabe siempre lo que está haciendo, empezando por la puesta en escena y acabando en un dominio del lenguaje cinematográfico que debe de sonrojar a más de un cineasta experimentado.
Terror