Empieza a parecerse ya a un género lo de «zarandear» convenciones con películas como Elvis o Blonde. En esta ocasión, Andrew Dominik se basa en la biografía ficcionada de Joyce Carol Oates para envolver a Marilyn Monroe en un entorno casi terrorífico, con un punto de vista subjetivo que ahonda en los fantasmas de un mito erótico que no quiere serlo. Heterodoxa, arrítmica a ratos y con un final demasiado anticlimático, Blonde sacude conciencias a todos los lados del espectro ideológico, con momentos incómodos, alguna rima visual bien traída y una Ana de Armas en el papel de su vida.
Drama