Vehículo para el lucimiento de una Cate Blanchett en uno de los papeles de su vida (aunque parece que la idea vino de su director, Todd Field), Tár se trasmuta desde el drama elegante de planos y escenas larguísimos a, en su segunda mitad, el cine de género que coquetea con el thriller psicológico y el terror. Pese a lo poco meditado que parezca este trasvase estilístico, el tema que aborda siempre está presente y su director y guionista se preocupa por concitar el debate cubriéndose las espaldas. Un retrato, afectado y desbordado, del descenso de la gloria al infierno.
Drama