Se le ha achacado a la última película de Steven Spielberg cierto solipsismo por no poner más en contexto y centrarse demasiado en los momentos decisivos que forjaron al cineasta. Pero lo que tampoco podemos pasar por alto es que Los Fabelman es un deleite cinematográfico creado con sensibilidad y virtuosismo tras la cámara, como solo el mejor narrador visual vivo sabe darnos. Todo funciona con tal precisión, que los ciento cincuenta minutos que dura se hacen cortos. Hasta un nonagenario John Williams sigue dando muestras de su infinito talento para la melodía pegadiza. Para disfrutar y emocionarse mil veces.
Drama