Justine Triet da un golpe en la mesa tras algunas películas menores con la que es ya una de las más premiadas del año. Anatomía de una caída es un prodigio que atesora unos 150 minutos que no dan respiro y mantienen en vilo en su austeridad. Es cine del que interroga sin dar respuestas, como tan bien se sabe hacer en Europa, y que llega a recordar incluso al mejor Haneke en su distanciamiento y variedad de capas dramáticas y formales. Su protagonista, Sandra Hüller, lleva el peso en todo su metraje con un personaje trazado a la perfección.
Drama