James Gray vuelve a su cine intimista (recordemos que viene nada menos que de Ad Astra) para entregarnos un coming-of-age de marcados tintes autobiográficos y de implicaciones éticas tan profundas como en sus mejores películas. En su dimensión metafórica, la película plantea un doble fin de era: la de un cambio de gobierno norteamericano que despertará los temores del apocalipsis (de ahí el título) y la de una infancia que debe ser abandonada para adentrarse en las complejidades del mundo. Su protagonista, Michael Banks Repeta, es la viva imagen de ese sueño cándido del que todos despertaremos en algún momento.
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