Supongo que Mattel quería darle una vuelta de tuerca al estereotipo de empalago kitsch que siempre ha llevado aparejado la muñeca, y en cierto modo lo consigue. Greta Gerwig era la directora indicada, habiendo ya demostrado sobradamente que sabe hilar fino en temas complejos. De eso va Barbie, de reivindicaciones con aroma posmoderno y colmillo afilado en estos tiempos de concienciación. Su historia, siendo sesgada en torno a la figura masculina, entretiene, aunque ya veremos lo que aguanta el paso del tiempo. O quizá es que Mattel, sin más, quería ganar dinero y quedarse en el objeto referenciado era arriesgado…
Comedia