En el cine de animación digital se da una paradoja: la tecnología cada vez produce películas de un acabado más realista, con texturas y físicas que quitan el hipo, pero las ideas rompedoras se van agotando. Con Elemental, a Peter Sohn (sí, el del estupendo cortometraje de las nubes) se le ocurrió la idea de tirar de prosopopeya esta vez con los elementos de la naturaleza, pero su resultado es fallido. La película es un cúmulo de situaciones sin firmeza argumental ni hallazgos reseñables, y se desarrolla abocada a una inercia formulaica que parece más diseñada por una inteligencia artificial.
Fantasía