Ya hablábamos sobre la posterior película de los Safdie, Uncut Gems, como un cocaínico desfile de momentazos que ilustraban una espiral de autodestrucción psicosocial. Good Time es su precursor más inmediato, en tiempo, forma y fondo, esta vez con un Robert Pattinson en su papel más imposible. Lo que en la película protagonizada por Sandler estaba más pulido y estilizado, en Good Time parece en ciertos momentos demasiado increíble y disparatado. No ayuda la banda sonora, igualmente exuberante pero esta vez fallida, de Daniel Lopatin, que aquí subraya en exceso. Sin duda, un ensayo de la maravilla que vendría después.
Acción