Lauren Hadaway debuta como directora con un currículum que incluye el trabajo en el soberbio apartado sonoro de Whiplash. Veo alguna similitud con La aspirante, aunque aquí, retratando también la obsesión de un personaje protagonista que pone incluso en peligro su integridad física, la lucha no es tanto contra una autoridad superior como con las esferas social y académica y los demonios interiores, diluyendo el conflicto pero con un punto de partida que engancha. De sonido cuidadísimo (se nota de dónde viene Hadaway) y puesta en escena áspera, la película se detiene en unos momentos de introspección que interesan poco.
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