Los primeros segundos ya harán arquear las cejas a más de uno, con ese mensaje hitchcockiano pidiendo no revelar nada de su trama, pareciendo dar por sentado el fenómeno viral. No cabría imaginar nada así en El sexto sentido o Los otros. Perdonando esta bravuconada, contemplo los primeros minutos de La desconocida con inquietud ante el juego de dominadores que plantea. La tensión se vuelve insoportable por momentos hasta que llegan los giros de trama. Es aquí donde la película, de aroma al Carlos Vermut más retorcido, pierde fuelle, sobre todo por ciertas decisiones estéticas que lastran más que aportar.
Suspense