Desconocía la historia de Trudy Ederle, la intrépida deportista que cruzó a nado el Canal de la Mancha nada menos que en 1926, una época llena de prejuicios hacia la mujer. Disney rescata esta hazaña que cerró bocas y abrió caminos hacia la normalización. Lo hace con una película abonada a los convencionalismos y las soluciones complacientes, que convierten a La joven y el mar en un producto de consumo con menos alma que empaque. Narrada, sin embargo, con un pulso creciente que llega al clímax en su segunda mitad, habría agradecido tanta valentía como la que muestra su protagonista.
Drama