Recuerdo en Oslo, 31 de agosto, anterior película de Joachim Trier, a un Anders Danielsen Lie en busca de respuestas que su realidad no paraba de negarle. En La peor persona del mundo, volvemos a ver a Danielsen, pero al otro lado. Esta vez es una soberbia Renate Reinsve quien, en su deambular externo e interno, trata de dar sentido a su vida porque este nunca quiere ser obvio. Exceptuando su final, en mi opinión solución fácil que lastra, la película sabe moverse con esa elegancia tan nórdica y un despliegue narrativo deslumbrante en este retrato de almas humanas perdidas.
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