Siempre hay que entregarse al cine de Hirokazu Koreeda. Puede que tenga algún leve tropiezo, pero el nipón jamás defrauda. Monstruo es de esas películas que, como Nadie sabe o De tal padre, tal hijo, se asientan en terreno que domina, ese que muestra la averías que la sociedad japonesa quiere ocultar, y lo hace con la sensibilidad que le caracteriza. En esta ocasión se sirve de la perspectiva múltiple para ofrecer todos los puntos de vista implicados para que el espectador saque sus propias conclusiones ante lo mostrado. Sabia decisión ante el tema delicado que trata esta obra sobresaliente.
Drama