La delicadeza de esta película te envuelve en un abrazo lento y cálido del que cuesta mucho desprenderse. Cada escena es un cuadro pintado con esmero de artista del Romanticisimo en la sublime labor de fotografía, de las más bellas que he visto en los últimos años. Unas interpretaciones de una elegancia y naturalidad desarmantes hacen el resto en esta historia de amores prohibidos y frustraciones del imperativo social, que retrata y relata sin juzgar, con su debido respeto y sin modernísimas estridencias. No es un entretenimiento más, es cine de disertación y contemplación sosegada, especialmente apta para paladares exigentes.
Drama