La belleza que desprende cada uno de los planos de esta película hacen recordar al Studio Ghibli, con texturas que no buscan el fotorrealismo pero con paisajes que quitan el aliento. La película de Chris Sanders no solo entra por los ojos, sino que es una fábula para todas las edades, con mensaje para los más pequeños y frescura en su trama para los adultos. Bordea el melodrama de aroma Pixar en cierto momento, pero afortunadamente sin recrearse en lugares comunes que darían al traste con esta película de aliento clásico, personajes carismáticos y mucha sensibilidad en los temas tratados.
Fantasía