La primera película de Colm Bairéad obtuvo la nominación al Oscar y el aplauso de gran parte de la crítica, un regalo envenado similar al de Charlotte Wells y su Aftersun pero que aquí, creo, no tendrá el mismo recorrido. La del irlandés, rodada en gran parte en gaélico, es de esas películas que se recrean en el plano formal, con ese 4:3 que ya parece obligado para dar una pátina artística y el uso de lentes de vaporoso desenfoque. La belleza es innegable, aunque percibo cierta desconexión con la historia que narra, pese al cuidado y delicadeza en exponerla.
Drama