Me gustaría habitar el cine del Malick más lírico. El cineasta americano repite la fórmula que ya le funcionó en El árbol de la vida para, a diferencia de sus dos incursiones anteriores, esta vez sí caer de pie. Vida oculta funciona porque su tenue argumento es lo que menos importa. Es una experiencia que abraza los sentidos y agita el alma. La bellísima banda sonora, los paisajes de un bucolismo que creíamos extinto y la narrativa fragmentada que siempre parece venir de y acabar antes de algo muchísimo más grande, construyen una obra que más que contemplarse, se vive.
[…] El chileno Pablo Larraín, responsable de la estupenda No y de la magistral El club (que analicé en su momento aquí), entre otras, sorprende con otro giro temático pero manteniendo sus constantes estilísticas en Ema. No te dejes engañar por el tráiler, no es (sólo) una versión seria de películas tipo Pitch Perfect, sino la pequeña historia de una ruptura veteada de momentos hipnóticos donde danza, música y color se entremezclan con un gusto exquisito y donde cada plano sorprende más que el anterior. Trae recuerdos del Noé subyugante de Clímax y del reposo contemplativo del Malick de Vida oculta. […]